jueves, 29 de diciembre de 2011

2011 en libros, tuits y otras curiosidades

El año que se está yendo fue un año de crecimiento, cierre y continuidad. Fue un año de sorpresas, sacrificios y recompensas; de situaciones chuscas y mucha diversión. Sobre todo, fue un año de conocer a alguien que siempre estuvo presente pero rezagada: yo misma.

En los libros que me acompañaron este año hubo de todo: clásicos, obligados, relecturas y nuevos favoritos. En algunos me encontré, en otros me perdí, otros más me mostraron, cual espejo, un reflejo que no sabía que era el mío. 


Me he mirado también en ese otro espejo de los tuits que marqué como favoritos, los que retuitée y los que escribí. He visto la huella que han dejado en mí todos los pensamientos de gente que leo diariamente -y a muchos que tuve la fortuna de desvirtualizar en este año- y cómo han sido reflejo fiel de la transformación que se estaba dando en mí.

Porque es una locura pretenderse estático, inmutable... una locura pretenderse cuerdo cuando la locura misma es la vida que nos va pasando.

He crecido,
he aprendido.
He llorado y abrazado el dolor como parte de la vida.
He dejado ir amores,
y recibido a cambio cariño, amor y amistades nuevas.

Me he descalabrado de tantos veintes caídos.
He parchado el corazón tantas veces y he descubierto que las cicatrices no duelen.

Gracias, 2011.
Bienvenido, 2012.


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